INTRODUCCIÓN
En el entramado sociocultural de este siglo XXI marcado por “la impronta de los cambios cognoscitivos y prácticos” (Morín y Delgado, 2017, p. 84), la educación cubana transita por un proceso de perfeccionamiento en la encrucijada de formar a los niños, adolescentes y jóvenes para un futuro cambiante, ante los retos de una escuela cada vez más abierta a la diversidad, a la inclusión, al uso de las tecnologías y a las relaciones múltiples en el saber. Las concepciones de leer y escribir en la escuela han de marchar al ritmo de las propias necesidades espirituales y exigencias del complejo universo de relaciones interpersonales, lo que lleva a reinventar de manera creadora y dinámica las formas de leer para enseñar y aprender.
La literatura en el proceso educativo se resiste a un análisis solo lingüístico, porque es mucho más que acto comunicativo, en su ambigüedad de sentidos y significado, ella entraña diversas relaciones culturales, ideológicas, éticas, estéticas, filosóficas que abren un universo de lecturas del mundo, que la hace poseedora de un lugar no desdeñable en todos los niveles escolares.
Romero (2015) reconoce que, en el ámbito internacional y nacional, diversos autores se pronuncian porque la clase de Literatura ha de dar lugar a la lectura, al comentario oral y escrito, a la posibilidad de compartir modos de leer; y mostrar a los estudiantes cómo extraer información, interpretar lo que dice el texto, extrapolar sus significados y sentidos más allá de la enunciación. Esto apunta a la importancia de la recepción (Montaño, 2009), en la cual la percepción del lector es un elemento cardinal y con ello la producción de nuevos significados en los cuales se revele su pensamiento crítico, creador y divergente.
El efecto de esta problemática en Cuba y en el mundo tiene como puntos en común que: el estudio de la literatura siempre ha estado vinculada a la lengua, ha seguido un sentido histórico – cronológico, con un canon escolar muy apegado a los clásicos y a los géneros literarios históricamente delimitados, así como una prevalencia de lo lingüístico.
Se evidencia un decreciente interés y el rechazo de una parte de los escolares a la lectura literaria, la idea de los docentes que enseñar literatura es ofrecer un inventario morfosintáctico del texto, hace que los límites del trabajo con el texto literario están en la dominación lingüística, o para ser más precisos de la gramática; sin embargo, los nuevos entornos socioculturales reclaman aprendizajes en que se generen novedosas formas de leer y de acercarse a la literatura en su compleja red de relaciones culturales, éticas, sociohistóricas, en las cuales la intertextualidad propicia una mayor relación de coordenadas.
De ahí que en este artículo las autoras exponen las ideas fundamentales de la sistematización realizada en el contexto de la investigación sobre la educación literaria y su relación con el consumo de la lectura en el nivel de enseñanza media en Matanzas.
En la educación cubana en los últimos 50 años, el perfeccionamiento continuo ha conducido cada vez al estudio de las exigencias y necesidades socioculturales desde los fundamentos de las ciencias pedagógicas. Desde la década del 1970 hasta el 2015, los programas de estudio de cada nivel han ofrecido espacio a la promoción de lectura. Diversos estudios a nivel nacional ponen en la mirada de los órganos decisores de la política educacional cubana el asunto de la pertinencia y necesidad de acudir a la lectura literaria como un bien espiritual que ayuda a entroncar las mejores aspiraciones sociales e individuales.
Los dinámicos cambios sociales, los aportes de la inventiva humana en el campo de la ciencia y la tecnología por ofrecen desafíos a la educación de la segunda década del siglo XXI, la necesaria e imprescindible comunicación entre los seres humanos aparece amenazada ante los diversos dispositivos que descolocan la atención, la memoria y la sensibilidad de los interlocutores para reaccionar en los diferentes entornos comunicativos.
Diferentes figuras de la intelectualidad cubana han mostrado su interés y atención a la lengua y la lectura literaria en el contexto de la educación, no como simples adornos, sino como imprescindibles atributos del acto cultural y creador que es la educación.
Los resultados de las investigaciones realizadas en la última década en Cuba, Montaño, (2009, 2013); Montaño y Abello, (2013, 2015); Romero, (2015); Rodríguez, (2015); Fierro, (2015, 2016) y en América Latina, Bombini, (2001, 2007); Actas del Congreso de Lectura y Escritura, (2010); Trujillo, (2012); Martínez y Murillo, (2013); y, en España (Lomas, C, Informe de Lectura en España, (2017) revelan la necesidad de un permanente diálogo, construcción y reconstrucción de saberes a partir de las vivencias y experiencias de lectura de las obras literarias que contribuya a rediseñar acciones que promuevan un cambio favorable en la educación literatura desde el currículo escolar.
Diversos autores en América Latina dan cuenta de la presencia–ausencia de la literatura en la formación de la personalidad y el papel de la escuela en esta dirección. En Argentina, Bombini, G. (2001, 2007) concuerda en que “la literatura se presenta como una práctica de lectura que, antes de ser convertida en un conocimiento a enseñar moralizante o de carácter histórico, impacta en niños y jóvenes como destinatarios de una experiencia estético-cultural” (Bombini, G, 2001, p. 2). En México, Trujillo, F. (2012) revela una notable experiencia de lectura en secundaria, con escolares frente al saber y sentir la lectura, en las cuales desarrolló un método creativo de escritura desde la lectura literaria.
En Colombia, Martínez y Murillo (2013) se refieren a una didáctica desde la dimensión estética y lúdica, que posibilite vivenciar el mundo de manera emotiva, lo que a juicio de las autoras de este artículo implica la educación de la sensibilidad, enseñar a leer literariamente puede ser un acercamiento a estas posibilidades. Por su parte Roni y Carlino, (2014), ofrecen resultados de los estudios de lectura y escritura en secundaria y ponen en énfasis en estos procesos como esenciales en la alfabetización.
En España, Lomas, C. (1995) se detiene en varios de sus trabajos en la necesidad de una educación literaria, mientras que Villanueva (2017), Director de la Real Academia Española de la Lengua, considera:
En efecto, quizás el método inmediato y urgente que debe ser rescatado para la labor docente sea el de la lectura: aprender a leer literariamente otra vez. Porque paradójicamente esa competencia puede que se esté perdiendo, y existe la contradicción de que, en nuestras sociedades, si profundizamos un poco bajo el oropel de la epidermis nos encontramos con que la capacidad de comprensión de los textos complejos por parte de los ciudadanos que salen del sistema educativo es cada vez menor. Y la literatura dejará de existir, al menos con la plenitud que le es consustancial, en el momento en que no contemos con individuos capaces de saber leerla desde esa complejidad de los dos códigos que la obra literaria incorpora: el código lingüístico y, sobre él, el código especial de convenciones propiamente literarias” (p.29).
En Cuba, en la segunda década del siglo XXI, en el contexto del perfeccionamiento continuo de la educación hay una voluntad de recuperar el lugar de la literatura en el currículo escolar, lo que pasa por la sensibilización de directivos y docentes que faciliten las vías y el abran el entendimiento a la importancia de dar lugar para la preparaciones de condiciones, porque ella es esencial en la creación de un pensamiento crítico y creativo para entender y transformar la compleja realidad y devolverla desde mi mirada personal.
Al darle a la escuela mayor flexibilidad para desarrollar sus proyectos personales y grupales, hay que concebir y ejecutar un trabajo metodológico de actualización y preparación de los docentes que propicie el éxito escolar en que la lectura literaria no sea práctica obligada, sino experiencia estética de elevado valor sociocultural.
Preparar a los docentes y directivos de la escuela cubana para el cambio de mentalidad frente a las exigencias de una formación humanista y ética que tiene sus raíces en la literatura, implica formar en ellos actitudes originales de asumir la lectura y su comprensión literaria en la escuela, fomentar el placer de la lectura para llegar a crear lectores desde actos volitivos que pongan un acento en la emocionalidad desde vivencias generadoras de sentido, un cambio en los métodos y medios porque la tecnología revoluciona las formas de aprender y por tanto de leer.
En el proceso de sistematización en torno a la educación literaria, las autoras de este artículo confirman la relación estrecha de la formación y competencia literaria, dos términos abordados en investigaciones, lo que conduce en el contexto educativo actual a fomentar la educación literaria es un proceso gradual, sistémico, sistemático, coherente con un fuerte componente emocional y vivencial, que propicia la formación y desarrollo de un lector, al facilitarle la adquisición de conocimientos, las habilidades de interacción con un texto de valores literarios, el desarrollo de un pensamiento creativo, que no reside en transmitir los sentimientos y estados de ánimo del autor, sino orientar y provocar en los lectores estudiantes la percepción de significados y sentidos personales, con la originalidad, que los lleve a transitar desde la palabra autoral a la palabra propia y que entra en el universo de la recepción que provoque en ellos una experiencia estético-cultural.
Esta educación literaria ocurre a lo largo de toda la vida en diferentes entornos y con la presencia de múltiples agentes y agencias, formales e informales, pero evidentemente reclama la orientación de la figura del docente que posibilite articular acciones de manera coherente en el ámbito escolar y su proyección fuera de ella.
De este modo, el significado y sentido personal de la literatura no reside en transmitir los sentimientos y estados de ánimo del autor, sino en plasmarlos de tal forma que el lector se reconozca, descubra algo nuevo, que lo ayude a ser mejor ser humano, mediante la reflexión nacida de la mirada con que la aprecia, en que la relación enunciación – recepción es vital como acto comunicativo particular que es el hecho literario, y ahí radica la relación ética y estética que trasciende más allá de la historia que trasmite (Fierro, 2016, p. 116).
Una proyección de la educación literaria en el proceso de perfeccionamiento de la educación cubana, insertada en el desarrollo de la competencia comunicativa de los estudiantes en los diversos niveles se sostiene en principios pedagógicos tales como:
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La interdisciplinariedad: porque la literatura es una manifestación de la conciencia que se nutre de la relación con otras áreas del saber tales como la historia, la geografía, la filosofía, las artes, que posibilitan puntos de encuentros interdisciplinarios de carácter sociocultural, al propiciar además, la reflexión en torno a las problemáticas de la realidad, la asociación que puede establecerse con otros discursos y los nexos interdisciplinarios como una concepción de para relacionar los contenidos enunciados y devolverlos creadoramente.
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La unidad de la comunicación y la actividad: la literatura es un acto comunicativo y se comparte en la actividad en el marco de los diferentes escenarios, lo que propicia la interacción entre pares o en grupos de manera activa para construir nuevos significados generados de la lectura literaria de forma creativa, flexible, original, hallar respuestas diversas con orientaciones valorativas que amplían el universo de experiencias y valores.
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La unidad de lo cognitivo y lo afectivo: la literatura es propicia para el desarrollo de la significación positiva en los estudiantes, al contribuir al conocimiento de sí y de los demás a partir de la comprensión literaria de lo que ofrece el autor y que provoca múltiples recepciones en los lectores. Lo vivencial moviliza el conocimiento, el comportamiento, la actividad creadora y la actuación transformadora hacia la realidad, en la medida en que al leer literariamente se traspasen los límites de lectura para incorporar lo literario como un proceso de particular sentido.
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La unidad de lo social y lo individual: la literatura contribuye al desarrollo intelectual y emocional de la personalidad, en la reafirmación de cualidades creativas y valóricas se reconstruyen identidades personales y sociales. Este proceso de sistematización y síntesis, tiene carácter dialéctico dado por una actitud de reconstrucción, la lectura literaria ayuda a la definición de metas en la proyección de vida en el contexto social. La literatura promueve orientaciones valorativas y se revela en la subjetividad del ser humano.
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La unidad del carácter científico e ideológico de la educación literaria: el proceso de investigación científica y de innovación con el empleo de métodos de investigación de orientación cualitativa, revela que los referentes pedagógicos y literarios articulan coherentemente como soporte de acciones encaminadas a en al proceso de interacción con la literatura en diferentes ámbitos.
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El uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC). Su empleo va más allá de ser herramienta informática de búsquedas, para interactuar y comprender con lo que se produce en diversos códigos; sino poner a los estudiantes en condiciones de ser productores de nuevos significados desde el empleo de estas, el desarrollo de cualidades creativas como resultante de la interacción con productos informáticos.
La literatura como sistema de contenidos de un particular sentido, al decir de Marinello (1961), exige cada vez más de una visión interdisciplinar desde la escuela para la vida porque está integrada a los procesos socioculturales, a las vivencias personales y a la subjetividad de los lectores.
METODOLOGÍA Y MÉTODOS
Este estudio forma parte de la investigación La enseñanza aprendizaje de las lenguas y la literatura en la educación de la personalidad, de un colectivo de profesores y estudiantes de la Universidad de Matanzas. Se tomó como unidades de estudio el nivel educativo preuniversitario y la carrera de Licenciatura en Educación, Español –Literatura.
Los aportes de Torres (2016), acerca de los enfoques investigativos, ofreció a las autoras los soportes teóricos y metodológicos en la metodología de la investigación para indagar en el proceso de la educación literaria en sus actores principales, con la revisión de programas, orientaciones metodológicas, libros de textos, documentos normativos que rigen el actual proceso de perfeccionamiento de la educación cubana en el área de lengua y literatura, con la observación participante en los diferentes escenarios de aprendizaje, formales e informales, las entrevistas realizadas a directivos, docentes y estudiantes, la recogida de datos que registran las creencias de los docentes acerca de enseñar literatura.
Todo ello posibilitó realizar el mapeo de los entornos de lectura de varios profesores en un lapsus de tiempo que incluyó qué lee, qué libros posee, qué fuentes emplea (formatos digitales o físicos), qué tipologías textuales prefiere. Se incluyó también en la exploración diagnóstica la información recabada de profesores de diversos países vinculados a la educación en diferentes niveles (primario, secundario, universitario) lo corroboró el valor cultural y la pertinencia pedagógica de dar un seguimiento al proceso de educación literaria y su relación con el consumo de la lectura.
Al respecto se siguió una lógica, marcada por:
- El diálogo entre los investigadores y las agencias para identificar los resultados que se requieren y las vías y métodos para su utilización una vez obtenidos.
- Los recursos, vías y métodos para difundir los resultados obtenidos.
- Los enfoques investigativos de carácter interdisciplinario, multidisciplinario y/o transdisciplinario.
La sistematización realizada de los resultados de tesis de maestría y de doctorado en ciencias pedagógicas en los últimos cinco años, la revisión de los programas, libros de textos, orientaciones metodológicas, estrategias educativas, así como intercambios con docentes de secundaria básica y preuniversitario, metodólogos e investigadores de diferentes instancias, observaciones de clases y otras actividades, confirman que la presencia de la literatura en el acto mismo de la clase queda reducida a vehículo de análisis gramatical, lo que condujo a identificar estos aspectos:
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La creencia generalizada de los docentes acerca de que dar clases de literatura se cumple si la selección del texto es de naturaleza literaria, aunque no se logre traspasar el umbral de lo lingüístico.
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La reticencia de los docentes a compartir sus experiencias de lecturas literarias, lo que evidencia que no es amplia y sistemática.
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La evasiva en las respuestas ante interrogantes tales como: género, temas, autores de preferencias.
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Los métodos y procedimientos de enseñanza tradicionales no generan el diálogo, construcción y re - construcción de significados que posibiliten estudiar la obra literaria en su relación con otros saberes.
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El sistema de conocimientos relacionado con la literatura que se enseña está centrado en el canon escolar que no potencia la relación entre lo tradicional y lo contemporáneo, y en los géneros tradicionales, con menor énfasis en el teatro.
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No se logra un adecuado vínculo entre las posibilidades de aprendizajes de lectura formales (la escuela) e informales (las instituciones, las lecturas individuales) que contribuya a crear comunidades de intereses de lectura en los estudiantes.
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La ausencia de una orientación hacia la búsqueda de asociaciones y nexos culturales a partir de la lectura literaria, lo que limita en los estudiantes la motivación por leer como disfrute y placer, así como la interacción con otras fuentes del saber cultural.
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La espontaneidad para que el estudiante lector pueda pronunciarse hacia sus gustos literarios, lo que se revela también en la lectura a viva voz, carente en el aula, sometida al imperio del lenguaje sin dar rienda suelta a la expresividad.
RESULTADOS
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el trabajo metodológico y de superación de los docentes, a partir de las diferentes figuras del posgrado académico para la introducción y generalización de los resultados investigativos en la escuela.
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la articulación de los procesos sustantivos en la universidad, tomando como eje la Cátedra de Lectura y escritura, mediante la Caravana de la lectura y la escritura, actividad en que se integran los saberes y las aspiraciones de la investigación e innovación en el campo de la didáctica de la literatura.
La propuesta de acciones dirigidas a educar literariamente se sustenta en:
- La intertextualidad como procedimiento cultural, que revela al texto como unidad abierta, que renueva y provoca en su relación con otros textos, lo que Bajtín llamó un palimpsesto, es decir, un texto en que se leen las huellas de otros, en que se imbrica lo anterior y lo nuevo, fundidos en un nuevo significado que puede constituirse en un texto multimodal (García, 2017).
Desde la posición de receptor de la literatura, el interés didáctico radica en que los lectores pueden llegar al texto literario desde su interacción con otros que aparecen diferentes formatos y viceversa, es decir, no hay un solo carril de lectura, sino trayectos que se bifurcan y entrecruzan en la experiencia de lectura y la lectura de la experiencia.
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La articulación de tres componentes funcionales: comprensión, análisis y construcción de significados, en este proceso ocurre una integración de la palabra dialogada, en que se manifiesta una adhesión al lector activo, en diferentes formatos y códigos, relacionada con la proyección y ejecución de talleres de lecturas, espacios de compartir lecturas, escritura creativa, a
Lo que distingue a la literatura de otros estilos funcionales es la transfiguración del lenguaje que deviene en una unidad sumergente, que atesora un volumen considerable de significados implícitos, por lo que no hay una lectura única, se exige del lector una postura intelecto-afectiva de carácter divergente.
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La relación de literatura-ética–identidad a favor de mejores prácticas de lectura, aprendizajes e intereses en los estudiantes. Hay que aprovechar todos los espacios de interacción con los docentes y directivos para poner en posesión de ellos la rica experiencia cultural que se atesora en la literatura, la interdisciplinariedad y la intertextualidad son vías para provocar esa experiencia sustentada en que la literatura es memoria e identidad, en ella se tejen esos hilos invisibles que unen la pertenencia a una nación y el compromiso con ideas y proyectos.
Al respecto, se retoma entonces la idea de que la literatura es ejercicio vivencial, de experiencia sociocultural, que ayuda a conectar realidades diversas:
La literatura es el misterio contra la desmemoria, una suerte de andamiaje cultural para preservar la memoria, en que los recuerdos quedan intactos ante los inminentes peligros, eso lo mostró Úrsula Iguarán cuando a Macondo llegó la fiebre del olvido, y lo mostró también don Quijote cuando le dijo a Sancho Panza que ‘todo está en los libros’, eso lo han de saber los maestros, quienes desde los laberintos de ecuaciones o fórmulas enseñen que el mundo es uno y diverso, por lo que hemos de ayudar ‘a acabar la maravilla’. La literatura lo puede todo contra la desmemoria (Fierro, 2016, p. 122).
- El fomento de alianzas con instituciones, editoriales, promotores y gestores de libros que contagien con la lectura, provoquen desde el diálogo o encuentro aparentemente formal con docentes y estudiantes invitaciones a leer, a elegir un libro, un autor, un género, un tema.
Las palabras escritas por el profesor José Emilio Hernández (2016) sobre el poeta Roberto Manzano, son aplicables a lo que se aspira en la educación literaria:
la rica intelectividad, (…) la fina emocionalidad (…), el prisma complejo con que nos devuelve el mundo, el espacio para la reflexión sobre los valores y defectos humanos, y, sobre todo, el espacio, el hermoso espacio para la esperanza, donde es posible creer que el ser humano tiene más futuro que pasado (p. 81)
DISCUSIÓN
En el proceso investigativo, la socialización e introducción de los resultados en los ámbitos educativos de la carrera y en los preuniversitarios de la provincia se desarrolló en un lapsus comprendido entre 2015-2017 con el objetivo de identificar las voces de los docentes acerca de lo que significa dar un espacio a la literatura en el currículo escolar y las actividades complementarias que en la escuela se desarrollan.Al respecto, se evidenció en las entrevistas, observaciones, intercambios con directivos y productos de la actividad de los docentes:
- Una disposición favorable para incorporar los nuevos saberes (conocimientos, métodos de trabajo, estilos de enseñanza aprendizaje) al desempeño profesional que dé lugar a la literatura de forma sistémica e integradora.
- Reconocimiento del valor del trabajo colaborativo e interdisciplinario para lograr una interacción en el trabajo metodológico y la modelación en el aula y en los diferentes escenarios para potenciar la vivencia desde la literatura.
- La modificación paulatina de creencias acerca de la literatura en la escuela a partir de la incorporación de estrategias teórico metodológicas para la educación literaria, con énfasis en la aceptación de dar espacio a la actualización y desarrollo de modos de actuación profesional pedagógico.
- La concreción de avances para lograr alianzas entre agencias que son promotores de cultura literaria a favor de la creación de ambientes de lectura literaria en los preuniversitarios.
Lograr una escuela en que la literatura como expresión de la subjetividad contribuya al desarrollo de las funciones psíquicas superiores, a generar vivencias, propiciar el interés por lo que los rodea, el amor y los valores hacia los demás, y un mayor grado de participación e implicación personal en la realidad en que vive, es una aspiración en el proceso investigativo desarrollado por las autoras de este artículo.
En este nuevo momento del perfeccionamiento de la educación cubana, desde el acto creador que es la clase de Literatura, al tomar como pivote lo anterior, la educación literaria se insertaría de manera orgánica y natural en su justo lugar al lado de las mejores experiencias para hacer de la escuela el escenario útil y creativo, para la formación de hombres y mujeres de bien, pensamiento crítico e inventiva para ser mejores seres humanos.
El espectro de temas en torno a la educación literaria para el análisis, la construcción de nuevos juicios despertados en el lector (destinatario) contribuirá a lograr un ciudadano más analítico, capacitado para proponerse métodos y medios en la obtención de la savia que potencia la buena lectura literaria en el proceso ininterrumpido de la formación personal y académica.
CONCLUSIONES
La educación literaria es un modo de asegurar la continuidad de las necesidades de lectura para ampliar las continuas experiencias y calar en la sensibilidad y emocionalidad de los seres humanos mediante el contagio y la complicidad de experiencias, con métodos creativos y productores de significados y sentidos.
La investigación e innovación en educación tienen un campo de múltiples aplicaciones para contribuir a impulsar la educación literaria desde los diferentes ámbitos escolares, para ello debe atrapar el instante de la audacia y la originalidad, de la versatilidad de vías y formas en que no estén reñidas lo cualitativo y lo cuantitativo. Este proceso es objeto de estudio de las ciencias pedagógicas con el empleo de métodos que faciliten el reconocimiento de los progresos y transformaciones que se operen en estudiantes y en docentes.
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