INTRODUCCIÓN
La disponibilidad léxica, es entendida como el caudal léxico utilizable en una situación comunicativa dada, enfoque que facilita el proceso de verificación del índice del vocabulario disponible específicamente de los estudiantes cursantes del último año de secundaria general, dado que estos sujetos no han sido sometidos a la influencia que ejerce en ellos la formación académica de una profesión. Al respecto López Morales, H. plantea: “los estudiantes de bachillerato no han formado un léxico profesional afianzado porque no han iniciado su formación específica en los diversos ámbitos del conocimiento.” (2006, p. 57).
Uno de los aspectos de la vida de mayor valía para el ser humano es la información contenida en la memoria de acuerdo con su capacidad cognitiva, ello se aplica a la competencia lingüística del individuo que se evidencia en el uso de palabras empleadas para expresar ideas, nociones, sentimientos, para entablar comunicación y establecer relaciones interpersonales desarrolladas e interactuadas en forma oral, escrita, gráfica o por señas, todo lo cual conforma lo que se conoce como el lenguaje. Sin embargo; la autora coincide con Morales en la consideración de que los estudiantes de bachillerato no poseen léxico específico al argot propio de las profesiones, dado que no han iniciado en esa etapa su formación académica universitaria. A la luz de estas consideraciones, la lengua se concibe como un objeto de estudio multidisciplinar muy complejo, dada las múltiples perspectivas desde las cuales puede ser abordada.
DESARROLLO
En el campo educativo se considera problemático el hecho de que el estudiante con un limitado léxico no manifieste con efectiva precisión las referencias de la realidad, su lexicón mental no está en las condiciones en las que puede proporcionar comprensión lectora, comprensión textual y análisis crítico de diversos temas, tanto en el área específica de educación, como en aquellos que tienen que ver con la realidad mundial o nacional, así como la producción de frases en su entorno sociocultural. Este planteamiento se sustenta en López Morales, H., quien afirma que “la escuela es la responsable principal (…) del bagaje léxico de sus egresados.Las aulas pues, están encargadas de que el alumno adquiera: 1) la cantidad necesaria de unidades léxicas y 2) el tipo adecuado de vocabulario”. (1978, p.103).
Debe considerarse en las aulas se exige de una reprogramación de los términos básicos manejados por los hablantes en determinada situación social de desarrollo, que son relacionadas directamente con el desenvolvimiento de los hablantes en su contexto social, ya que no es la única formadora de los individuos y su cultura, pero tiene una cuota considerable de responsabilidad en la formación del léxico de los estudiantes, conjuntamente con los diversos agentes socioeducativos del entorno.
Al respecto López Morales, H., plantea que “La enseñanza debe ser programada en función de muchos aspectos, uno de ellos, y el más importante es el léxico, como una manera de asegurar que el enseñado adquiera el vocabulario adecuado para desenvolverse en determinado campo”. (1978, p. 68) La principal pobreza en la que se encuentra el lenguaje se manifiesta en el léxico de los estudiantes de los niveles de nuestro sistema educativo - con sus correspondientes consecuencias: insuficiente comprensión y desempeño lingüístico en el hablar y escribir, entre otras – con ello se conjuga la poca importancia que tradicionalmente ha tenido el lenguaje en nuestro sistema educativo.
Cadenas esbozó su preocupación sobre la pobreza del lenguaje, en un ensayo, cuyos análisis y opiniones se resumen en lo siguiente:
De una manera general se puede decir que el venezolano de hoy conoce muy poco de su propia lengua (…) en su lenguaje, admitámoslo sin muchas vueltas, se advierte una pobreza alarmante. El número de palabras que usa es escaso, está muy lejos de un nivel aceptable y en los casos extremos apenas rebasa los límites del español básico; por lo general no lee ni redacta bien. (1979, p. 68)
Los hallazgos de Cadenas coinciden con los resultados obtenidos por Gómez (2004) en el cual se encontró que los alumnos con estudios universitarios no establecen el crecimiento de su disponibilidad léxica, ya que no se encuentran motivados de ninguna forma, simplemente su vocabulario se ha establecido en la mente como una unidad; es decir, en sus mentes sólo existe un concepto para un objeto determinado. Así también, dentro de los estudios realizados en Venezuela, se halla el trabajo de Arnáez (2006) quien afirmó, sobre el manejo y dominio de las macrohabilidades del hablante: saber hablar, escuchar, leer y escribir:
Por lo tanto, se considera que estas carencias constituyen un problema, dado que tanto el estudiante de origen venezolano como el estudiante de origen español - según lo expuesto por varios autores, tales como García y Grijelmo- poseen insuficiente nivel o rango de disponibilidad léxica, lo cual es extensible a los estudiantes que cursan el último año de bachillerato en Venezuela.
En atención a lo expuesto en párrafos anteriores, se puede decir que en toda comunidad de habla, y en cualquier idioma, se pone de manifiesto, entre otras cosas, su repertorio léxico y la existencia de inventarios de vocablos en el habla; es por ello que Herrera afirma que “la lengua está íntimamente relacionada con la vida social, con la civilización, el arte, el desarrollo del pensamiento, la política, etc. En una palabra, con toda la vida del hombre”. (1999, p. 56) Por lo tanto, la lengua y su expresión mediante el léxico es un aspecto que permite identificar el habla familiar, el contexto sociocultural y la jerga etaria como forma de habla de los jóvenes.
LA DISPONIBILIDAD LÉXICA COMO REFERENTE TEÓRICO-METODOLÓGICO
Gómez, D.(2004), elaboró un estudio referente a la Disponibilidad Léxica en la Universidad de Valencia-España, entre sus propósitos se cuentan los siguientes: 1) determinar la Disponibilidad Léxica de los estudiantes preuniversitarios valencianos y la estratificación sociolectal de la comunidad, 2) presentar el inventario de léxico disponible (por índice de disponibilidad), 3) comparar los interdialectos, de acuerdo con los presupuestos cuantitativos y cualitativos de la sociolingüística variacionista y 4) analizar la covariación entre los diversos factores sociales (sexo, lengua habitual, tipo de enseñanza, lugar de residencia, nivel sociocultural). Dicho estudio llega a las siguientes conclusiones: a) los cálculos estadísticos aplicados han permitido conocer la gradación de los diecisiete centros de interés en diferentes aspectos: promedio de respuestas, magnitud de respuestas (número total de unidades léxicas) y productividad de palabras diferentes (vocablos). b) con la relación al número total de unidades léxicas existe cierta similitud entre diferentes áreas dialectales del español, pero dicha homogeneidad disminuye si se toma en consideración el número total de vocablos.
MARCO REFERENCIAL CONTEXTUAL PARA ABORDAR EL ESTUDIO DE LA DISPONIBILIDAD LÉXICA
Es necesario abordar este tópico temático desde un enfoque psicolingüístico, ya que es desde esta disciplina que se estudian las áreas de confluencia entre los dominios tradicionales de la psicología y la lingüística. Payrató, Ll. (2003) y Berko, J. (1999), coinciden en afirmar que esta ciencia trata de descubrir los procesos psicológicos mediante los que los humanos adquieren y usan el lenguaje; según este postulado la psicolingüística se ocupa de la comprensión, producción del habla y la adquisición del lenguaje.
La psicolingüística en sus diversos campos de estudio puede tratar el desarrollo de distintos aspectos de la lengua (sonido, léxico, significado); además, estudia las relaciones del lenguaje con el pensamiento, lenguaje – conocimiento, producción y comprensión del discurso; estudios que, de alguna manera, guardan una estrecha relación con la producción del léxico, específicamente el léxico disponible en los estudiantes de Secundaria General en Venezuela. La psicolingüística, ofrece significativos aportes al tema de la disponibilidad léxica, pues sustenta el apartado de que el léxico guarda relación evidente con el conocimiento, el pensamiento, la producción del lenguaje, la comprensión de lo que dice por parte del hablante, en fin, el entrecruce de la psicología con la lingüística es una manera de dar respuesta a la estrecha cooperación con otras disciplinas como lo son: la pedagogía, la literatura, la sociología, entre otras.
Son varias las consideraciones epistemológicas que pueden plantearse desde la perspectiva psicolingüística. La primera de ella surge de Echeverría, M., (1991, p. 17), quien se ha centrado en dos perspectivas relacionadas con la estructura del lexicón mental: la primera de las cuales atiende a los procedimientos de asociación controlada al evocar léxico disponible asociado con el centro estímulo predeterminado, hace referencia a la importancia de los índices de cohesión.
La segunda aporta nueva información sobre dicha estructura del lexicón mental, ahora desde la perspectiva de la tipología léxica, la cual, basa sus postulados en estudios de lingüística contrastiva, ello facilita indagar cuál es el grado de convergencia conceptual entre las asociaciones que establecen grupos de hablantes de diferentes lenguas ante los mismos estímulos temático-comunicativos. Al interesarse por descubrir la estructura del lexicón mental, la psicolingüística estudia la asociación entre el estímulo y la reacción léxica producida. Mientras los trabajos iniciales solo pedían una palabra como reacción y sugerían que las conexiones léxicas se establecían a base de hábitos (ocurrencia de las palabras: ‘sobre y sello’, ‘alumno y profesor’, ‘luna y estrellas’), las pruebas posteriores demostraron que se producían diferentes tipos de asociaciones.
Ante la pregunta ¿cuál es la realidad psicológica del ‘léxico disponible’ así como su disposición y funcionamiento en relación con el lexicón mental de un hablante?, se destaca la teoría de la red -network-(1987), que considera el lexicón mental como un complejo gráfico cuyos nódulos son unidades léxicas conectadas unas con otras.
Los últimos experimentos muestran que los vínculos asociativos más importantes son:
- los hablantes suelen seleccionar siempre elementos del mismo campo léxico de la palabra original (asociación léxica, morfoléxica, ontológica, hiperonimia, entre otras);
- casi siempre seleccionan la pareja si la palabra estímulo es elemento de un par o tiene opuestos evidentes (sinonimia, antonimia, complementariedad); y
- suelen responder con una palabra de la misma clase gramatical (coordinación, etc.), según Gómez, D., (2004).
Por su parte, la Sociolingüística considera que la sociedad, desempeña un papel fundamental en la adquisición, producción y expresión de la lengua. Lo expuesto, puede afirmarlo Payrató, Ll., “podría citarse como característica común el hecho de que el uso lingüístico –y más en general, la actividad comunicativa de los individuos- no se observa ni se analiza como un fenómeno aislado, reducible a sistemas o códigos, sino como una conducta contextual, que no puede extraerse de su medio sin tergiversarla”.(2003, p.45)
Se coincide con Payrató, Ll., en el sentido de que la lengua de un individuo es evidencia fiel de su contexto. Ahora bien, el uso de la lengua desde una visión pragmática, que vincule el lenguaje y la comunicación en contextos de uso y la actividad de los individuos aparecen como una secuencia de elecciones de distinto nivel. El hablante tiene que seleccionar una lengua (una variedad dialectal y una variedad funcional o de registro), pero también, las estrategias de interacción –delimitadas por las características socioculturales del medio- que crea más oportunas para conseguir sus finalidades y que se correspondan con su imagen (que puede entenderse como una combinación de su status y de su rol o papel) ante los demás participantes en la interacción comunicativa.
La comunidad lingüística es entendida por Fishman, J., (1979, P. 25) como "aquella cuyos miembros participan por lo menos de una variedad lingüística y de las normas para su uso adecuado", así como la comunidad lingüística el repertorio verbal también constituido por las variables sociales (dialectos), funcionales (según los usos) y especializadas (las profesiones) representan para el estudio sociolingüístico bases fundamentales para definir y concretar una lengua y con ésta el establecimiento del lenguaje. De igual manera, el dominio de una lengua, representa un conjunto de situaciones socialmente delimitadas y contextualizadas: hogar, escuela, lugar de trabajo, actividad cultural, etc., en las cuales se desenvuelve el individuo de acuerdo con una serie común de reglas de comportamiento lingüístico.
De la misma forma que los rasgos individuales y los colectivos determinan en parte las normas o el papel interaccional (los deberes y derechos inherentes al individuo en el seno de una comunidad, definidos socialmente y condicionados por factores biológicos, sociales), también tienen una influencia evidente en el grado, nivel y características de la comunicación, que pueden describirse con formulaciones ideológicas, culturales, religiosas que de alguna manera concretan sus ideales y valores morales para desempeñarse como un interlocutor en determinado contexto. Todo lo cual entra en el campo de las aplicaciones del léxico y todo lo que a éste le compete, donde la combinación de técnicas para la enseñanza del léxico, las estrategias pedagógicas para el establecimiento del mismo y así, como es lógico, el mundo lingüístico logra establecerse en una realidad descrita por cada hablante, por cada profesional y por cada ente común. De hecho, la psicolingüística, sociolingüística, lingüística cognitiva, etnolingüística, pedagogía, lexicografía, entre otras, son testimonios de las confluencias y de la utilización del ente comunicador para trascender en la historia por respeto al lenguaje y a sus usos.
Aunado a ello, se considera que actualmente la historia se ha encargado de que la Lingüística Aplicada se conciba en ámbitos más extensos posible, abarca todas las áreas de confluencia entre el lenguaje y otras disciplinas, o sea, que comprende todo el conjunto de nociones que van más allá del eje de la lingüística central y tradicional. En efecto, la Lingüística Aplicada se define actualmente como una parte esencial y particular de la lingüística, que es la ciencia que tiene como objetos de estudio: el lenguaje, la lengua y el habla. La lingüística aplicada nace íntimamente ligada al aprendizaje de las lenguas, con el transcurrir del tiempo la lingüística aplicada y la enseñanza de la lengua llevarán a convertirse en sinónimos. Algunos postulados concernientes al establecimiento de esta disciplina, datan poco después de la Segunda Guerra Mundial y en toda su magnitud a lo largo de las décadas de los años sesenta y setenta, según Payrató, Ll., (2003).
El empleo de la lingüística aplicada en la enseñanza - aprendizaje del léxico (tanto en L1 como en L2 y en LE) ha experimentado en las últimas décadas un auge espectacular, pero confuso terminológicamente; por ello conviene establecer otras precisiones conceptuales necesarias en este trabajo. En primer lugar, delimitar léxico y vocabulario, pues, aunque se trata de dos términos estrechamente relacionados entre sí, responden a conceptos diferentes. Entendemos por léxico de una lengua el conjunto de unidades léxicas idiosincrásicas que suponen la entrada de toda ampliación de la competencia comunicativa . El léxico es el conjunto de todos los vocablos que están a disposición del locutor en un momento determinado, mientras que el vocabulario es el conjunto de vocablos efectivamente empleados por el locutor en un acto de habla concreto, según Genouvrier y Peytrad (1977).Así, vocabulario es el conjunto de unidades léxicas que el hablante actualiza en el discurso -producción y comprensión- (vocabulario activo y pasivo) y léxico es el conjunto de vocablos, lexemas, voces o palabras que integran el sistema de una lengua; este conjunto léxico puede ser parcial, si se trata de léxicos específicos, repertorios sociales, diccionarios terminológicos, etc., cuando se refiere de forma general a una lengua determinada (unidad en la diversidad diatópica, diastrática y diafásica) .
Las aplicaciones pedagógicas, integradas en la Lingüística aplicada, además de ser el motivo de los trabajos primigenios de la disponibilidad, revisten una importancia excepcional. Pero en las últimas dos décadas, la utilidad de los léxicos disponibles para la planificación del vocabulario en la enseñanza de la lengua materna o para la selección y gradación léxicas en la enseñanza de lenguas extranjeras, se ha visto ampliada al alcanzar un ámbito multidisciplinar. El establecimiento de la norma léxica disponible de una determinada comunidad de habla que sirve para realizar trabajos de índole dialectológico, sociolingüístico, psicolingüístico y etnolingüístico.
SOCIOLINGÜÍSTICA, LEXICÓN MENTAL, COMPETENCIA DEL HABLANTE: SU RELACIÓN CON LA DISPONIBILIDAD LÉXICA
Marín, M. y Sánchez, J., (1982, p. 32) exponen que el léxico: “Es el conjunto de palabras que componen una determinada lengua, de forma tal que sufre modificaciones en forma rápida, dada la frecuencia del uso del mismo, por lo que tienden a presentar consecuentemente o erradicarse totalmente”. En este sentido, el léxico es concebido como un componente de la lengua que exhibe variabilidad por efectos de su uso contextual, y por tanto es un instrumento de formación que sirve para la constitución de conjuntos de palabras, que sirven para la constitución de nuevos términos que surgen y otros que cambian o desaparecen.
En correspondencia con lo antes expuesto, puede derivarse que el léxico se somete a un proceso de crecimiento y renovación permanente, revela nuevos aspectos de su formación, nuevas palabras aparecen y otras desaparecen, ello se repite reiterativamente. De tal manera que, el marco del contexto histórico concreto en el que se desenvuelve habitualmente el hablante, incluye sus posibilidades y limitaciones y se manifestará en mayor o menor medida en la expresión lingüística de su idiolecto en reflejo del sociolecto al cual pertenece. En este orden de ideas Herrera, P. (1999, p. 102) afirma que: “La aparición de un cierto fenómeno en el entorno habitual de una lengua se reflejará, sin duda, en la existencia de una lexía para fijarlo en el lexicón mental”. Por ende, el hablante dispone de su lengua y de diversos vocablos con los que delimitará con mayor precisión las referencias a la realidad que le circunda, un ejemplo de ello es el que aporta la relación que poseen los hawaianos con el tiempo atmosférico o los esquimales al momento de hacer referencias acerca de la nieve.
En esta dirección, se considera que el léxico es un componente importante en el acto de comunicación, por cuanto es la forma de transmitir información entre los seres humanos, mediante la uso de las palabras lo cual es un reflejo de su conocimiento así como del medio sociohistórico concreto en el que se desenvuelve; a tal efecto, Herrera, P., (1999), refiere: “Cuando hablamos de léxico nos estamos refiriendo a un concepto individual puesto que está formado por las palabra que un individuo puede utilizar en su comprensión y expresión”.
Dicho de otro modo, en el léxico se puede centrar, de alguna manera, todo el conocimiento que posee un determinado individuo; en este sentido, en dependencia del contexto del sujeto será el dominio de su léxico, el cual está acorde con los conocimientos adquiridos en su contexto social, así también es cónsono con su cultura, idiosincrasia, experiencia y habilidad para conocer lo que le rodea, lo que significa que en dicho lapso de tiempo ha crecido, aprendido, extendido y desarrollado su vocabulario, marcando una diferencia significativa entre antes de comenzar sus estudios universitarios y después de realizados los mismos.
En este sentido, Chomsky, N., (1965) planteó que una persona cualquiera que posea la habilidad de habla puede manifestarse en su lengua materna con apego a las reglas, esto es en forma correcta y este mismo sujeto es capaz de comprender a otro de su misma comunidad de habla. Esto se denomina competencia porque el individuo tiene conocimiento acerca de su lengua, tales conocimientos se refieren a los mecanismos requeridos para expresarse en su lengua. Es a lo que Chomsky, N., denomina la “competencia lingüística”, la que es intrínseca, está en la capacidad cognitiva del sujeto, pero se exterioriza en cada acto lingüístico, a lo que llama “actuación lingüística” o manifestación de la competencia.
Es decir, que los hablantes poseen la capacidad cognitiva de un conjunto de palabras en su mente y tienen la posibilidad de hacer uso de cierta elección entre los medios y los vocablos que le ofrece su lexicón mental, bien sea general o específico. Esta selección no es arbitraria sino que corresponde a las necesidades concretas en una situación comunicativa dada, en dependencia del marco contextual referencial cultural y del entramado semántico de que se trate. En concordancia con lo expresado, se infiere que la lengua es reflejo de las experiencias que tienen los hablantes en su entorno social, manifestando su evidente relación con todos los aspectos de la civilización.
Estos planteamientos permiten indicar que existe una capacidad, una competencia, un conocimiento léxico en los hablantes y ello puede evidenciarse mediante índices de léxico disponible, desde dos puntos de vista, el primero de ellos referido a las competencias que el estudiante posee en correspondencia con su formación, su desarrollo y su conocimiento, el hecho de que el hablante puede tener acceso, en milésimas de segundos, a una cantidad ingente de vocabulario almacenado en su memoria, tanto en procesos de producción como en los mecanismos cognitivos y socioculturales de comprensión, es una prueba fehaciente de que existe un lexicón mental organizado y estructurado de modo que posibilita el camino inmediato, proceso que no es más que la adquisición y desarrollo de una competencia léxico-comunicativa.
Esta competencia léxico - comunicativa es la que conjuga e imbrica el conocimiento que posee el individuo de su lengua, las relaciones interpersonales y especialmente el contexto sociocultural concreto que le determina Hymes, D., (2003). Ello confirma que el lenguaje es de carácter social y contextual, sus significados han de ser precisos para ser empleados en situaciones comunicativas concretas y en ese proceso ocurre su producción, pero anteriormente se sucede una selección léxica en dependencia del conocimiento del individuo y del marco referencial de su contexto sociocultural.
En este sentido, la suma de todo lo planteado llevó a centrar la atención en el léxico disponible, como campo de investigación, este tópico temático conforma una línea macroinvestigativa que se soporta en una serie de indagaciones realizadas con hablantes de lengua española a ambos lados del Atlántico que permiten conocer y describir el índice de disponibilidad léxica de los estudiantes del último año de bachillerato provenientes de diversas regiones lingüísticas en la República Bolivariana de Venezuela, donde se administró el test asociativo de léxico disponible a estudiantes provenientes del centro (estado Carabobo), de los llanos (estado Portuguesa), de los andes (estado Mérida), de oriente (estado Monagas) y del occidente (estado Falcón).
El hablante se determina por elementos y factores sociolingüísticos y a su vez posee un lexicón mental y una competencia obtenida de su formación, de su actividad, de la interacción entre su psiquis y su entorno social, todo lo cual le proporciona una determinada disponibilidad léxica, la cual se asume como el caudal léxico utilizable en una situación comunicativa específica.
Para profundizar en la problemática de la enseñanza y adquisición del léxico es menester saber y admitir que el hablante realiza un proceso de selección léxica en dependencia del contexto comunicativo en el que se desenvuelva, cuya implicatura se desarrolla desde la temática abordada hasta la situación comunicativa que impone y determina su selección. Toda vez que se reconoce el requerimiento de realizar un proceso de selección léxica según Bartol, J., (2009) se suscitan las siguientes interrogantes: ¿cómo se debe hacer?, ¿cuáles son los criterios que deben guiar esta tarea? Y al hacer un esfuerzo por ofrecer las respuestas a estas cuestiones, el autor considera que es complejo hallar la deliberación de este procedimiento, lo cual en palabras del propio autor se enuncia de la siguiente forma: No es fácil dar una respuesta a esta pregunta, aunque supongo que todos podríamos estar de acuerdo en admitir comocriterio clave para la selección el de la utilidad: debe seleccionarse para cada etapade aprendizaje el vocabulario que sea útil al alumno. (2009, p. 87)
Sin embargo, la cuestión radica en el cómo se conoce o se determina la utilidad de una palabra dada. Para ello, prosigue Bartol, J., (2009, P.88) más adelante se creó el criterio de la “cobertura,entendida ésta como el espacio semántico y situacional que es capaz decubrir una palabra”. También existe el criterio del reconocimiento de la utilidad vista como frecuencia de uso. Uno de los autores que ha hecho distinción entre estos dos términos es López Morales: “hay términos comunes y hasta usuales que no son frecuentes. Los ejemplosse podrían multiplicar: en el Léxico básico del español de Puerto Rico, basado en lafrecuencia, no aparecen palabras tan conocidas y útiles como cuchara, bicicleta olápiz, pero en el del español hablado en Málaga no aparecen cuchillo ni tenedor”.(1978: 57)
Michéa, R., denominó a estas palabras como temáticas, y otras, en cambio, que tienen utilidad independientemente del tema el autor las designó como atemáticas. Por su parte, Nation, P., (1998), por ejemplo, tras señalar las deficiencias de los recuentos basadosen la frecuencia, propone que hay que tener en cuenta otros parámetros estadísticos y cualitativos, tales como: a) el rango o índice de estabilidad, b) las necesidades lingüísticas, c) la accesibilidad y familiaridad delas palabras, d) la cobertura, e) la regularidad y f) la facilidad de aprendizaje. Al considerar la propuesta de este autor se infiere que, los hablantes seleccionan las palabras que emitirán en dependencia de la necesidad de habla, el conocimiento que tengan de la misma y lo aprendido del entorno que implica el resultado entre la interacción de lo intrapsicológico y lo extrapsicológico, lo interno y lo externo es lo que otorga desarrollo lingüístico al hablante y de ese modo activa mecanismos psicosociales para seleccionar y producir las palabras que requiere en los diversos ámbitos en los que se desempeña.
CONTEXTO SOCIOCULTURAL Y LINGÜÍSTICO VENEZOLANO
Dentro del contexto del español hispanoamericano está el español de Venezuela, el cual constituye una variedad independiente, tanto por lo que ha innovado como por lo que ha conservado, se ha alejado bastante del español de España y de las variedades de otras regiones hispanoamericanas, por lo cual se podría afirmar que tiene fisonomía y estilo propios, en el ámbito general del español americano. En este sentido, hay que señalar que el proceso histórico y sociocultural venezolano tiene elementos comunes con otras regiones americanas, pero existen asimismo, elementos diferentes que se reflejan en la manera de ver el mundo, en nuestra idiosincrasia y, por lo tanto, en nuestra manera de hablar, en nuestros hábitos lingüísticos, en los cuales puede evidenciarse en producciones orales y escritas la variación y el cambio ortográfico. Al respecto, según González, D., (s/f, p. 15):
Es necesario acotar que no sólo los vocablos cambian de un lugar y de un tiempo a otro, también la sintaxis es susceptible de cambios y modificaciones aunque ello se evidencia con más lentitud. Junto al vocabulario y la sintaxis está el aspecto ortografía que también juega un importante papel sobre todo en el desarrollo del lenguaje escrito. Pareciera que lo peor que le puede suceder a una persona que sabe leer y escribir, más si es profesional, es tener errores ortográficos, pasar por alto un error ortográfico es avalar el mal uso del lenguaje escrito y ello redunda en la depreciación de la escritura y de la oralidad”.
Además, hay que tener presente que al hablar intervienen normas que pertenecen al sistema general del español y normas que pertenecen al sistema social (en este caso venezolano). Esta conjunción, necesariamente, va a determinar la formación de rasgos propios del español que hablamos en Venezuela. Estos rasgos pudieran no ser específicos de nuestra habla. El aspecto esencial del lenguaje es el deser un sistema de comunicación inserto en una situación social; no solo es un proceso cognoscitivo, sino también un comportamiento simbólico, actividad esencia y genuinamente social. La sociedad venezolana es multiétnica y multicultural desde los comienzos debido a la procedencia diversa de la población. Indígenas, negros africanos y europeos se mezclaron desde un comienzo, cada uno aportó sus características. De diversas combinaciones surgió el venezolano actual, con los aportes de nuevas inmigraciones procedentes de Europa y Latinoamérica en el siglo XX.
La cultura venezolana es esencialmente una mezcla de tres culturas distintas, la indígena, la africana y la española. Las dos primeras a su vez tenían culturas diferenciadas, según las tribus. La transculturación y asimilación, condicionó para llegar a la cultura venezolana actual, similar en muchos aspectos al resto de América Latina, pero el medio natural hace que haya diferencias importantes. La influencia indígena se limita al vocabulario de algunas palabras y la gastronomía. La influencia africana del mismo modo, además de la música como el tambor.
La influencia española fue más importante, en particular de las regiones de Andalucía y Extremadura, de donde procedían la mayor parte de los colonos en la zona del Caribe de la época colonial. Ejemplos culturales de ellos, son las edificaciones, parte de la música, la religión católica y el idioma. Una influencia evidente española son las corridas de toros y parte de la gastronomía. Venezuela también se enriqueció por otras corrientes culturales de origen antillano y europeo en el siglo XIX, en especial de procedencia francesa. Con el inicio de las explotaciones petroleras a principios del siglo XX, se establecen compañías y ciudadanos provenientes en su mayoría de los Estados Unidos. Posteriormente, a mediados de siglo, especialmente a principios de la época de la post-guerra, se incorporaron a la sociedad venezolana, nuevas olas otra vez de inmigrantes de origen italiano, español, y nuevos inmigrantes portugueses, libaneses, alemanes, croatas, chinos, japoneses (entre otros); y de diversos países de la América Latina (Colombia, Ecuador, Argentina, Perú, Chile, República Dominicana, Haití, México) durante el boom petrolero de los años setenta.Al respecto, Reyes, L., y otros (2007, p. 24) los clasifican:
Cada pueblo tiene su propia identidad es natural que sus habitantes tenga también una particular manera de hablar, reflejos de su modo de vida y su cultura. La población del centro del país tiene acento percibido y proyectado por los medios como el estándar de Venezuela, como sus variantes generalmente racionadas con las clases sociales. El habla de marabino (del estado Zulia) es diferenciado por el voseo, inexistente en el resto del país, en el sentido de que suele mezclarse con el tuteo en una misma frase (por ejemplo: te vai a casa, en lugar de os vais a casa). Así mismo el guaro (del estado Lara), se caracteriza por su acento bien diferenciado y su supresión de la “r” en el uso de los verbos en infinitivo ("voy a comé"). También usa como expresión el "Na´Guará", que de acuerdo a la entonación o énfasis empleado determina el uso pero tampoco tiene un significado específico ("Na´Guará me gané una máquina" o "Na´Guará choque mi carro"). Por su parte el habla de la zona andina, también es muy diferenciado como sucede con el marabino, pero a diferencia de éste, utiliza el "usted" en lugar del "vos". El llanero tiene una modalidad al hablar, en los llanos venezolanos, una de sus características es un considerable léxico indígena producto de la fusión de ambos idiomas. El habla de la zona oriental del país es reconocida fácilmente por la transliteración de la "l" en "r" y viceversa, además de otras peculiaridades ("orientar" por "oriental" y "oriental" por "orientar", por ejemplo). Generalmente se utiliza un lenguaje muy familiar en donde se le llama "mijo" que significa "mi hijo" pero en un sentido generalmente ligado al asombro o a un sentido despectivo, y "compai" que significa "compadre"; del mismo modo se tiende a cambiar el artículo "el" por "er" ("hijo er diablo" utilizado como expresión como "muchacho travieso", otros ejemplos serían "er mar","er sol","er pájaro cantaor", para referirse a "el pájaro cantador"). La difusión o extensión del margariteño hacia otras áreas del oriente venezolano obedece al hecho de que Margarita es una isla en la que la pesca y el turismo constituyen actividades muy importantes, además de ser también una zona de emigración tradicional hacia otros lugares relativamente cercanos del continente, lo cual favoreció el contacto y, por ende, la homogeneización en el lenguaje.
Cada comunidad selecciona una parte de la realidad, le da nombre y la introduce de este modo al sistema lingüístico; a medida que las necesidades cambian se modifica la lengua con el paso del tiempo, el transcurrir de las influencias tecnológicas de los diversos agentes sociales de educación, puede suceder que se agreguen nuevos elementos o cambie el sentido y significante-significado de un símbolo.
CONCLUSIONES
La lengua oral y escrita representan una herramienta básica del conocimiento sin cuya adquisición y desarrollo, el hombre no interpretaría significativamente su entorno y la cultura que de éste se deriva. En esa dirección, se asume que el uso de la lengua oral y escrita permite la interacción, la comunicación y la actividad humana como base para el cambio sociocultural en el contexto en el que se desenvuelven los sujetos. La disponibilidad léxica como proceso psicológico subyacente en el lexicón mental condiciona en gran medida el léxico que producen los hablantes. En el contexto de enseñanza de la lengua es menester conocer los fundamentos teóricos básicos de esta novedosa temática, en el marco de la lingüística aplicada.
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